Mi primer encuentro con Aglaope

Amateur

Mi primer encuentro con Aglaope
Recuerdo aquel 22 de septiembre como algo muy bonito que iba me iba a marcar a fuego el resto de mi vida…

Eran las 15 horas y tu ya estabas inquieta esperando en tu aeropuerto de salida, a las 16:40 despegaría tu avión rumbo a Málaga. Tan solo una hora y media de vuelto y llegarías a tu destino, por fin ibas a conocer a tu deseado rey… Sí aquel rey que en su día comenzó como peón subiendo puestos y derrocando a toda aquella pieza que se le pusiera por delante.

Tus nervios iban en aumento pero te gratificaba pensar que muy pronto ibas a encontrarte con tu amor, cibernético hasta aquel momento 😉

En el aeropuerto de Málaga me encontraba yo, nervioso a no poder más pero con unas inmensas ganas de conocer a mi reina, a mi sirena, a mi niña, a mi Maria… Tu vuelo llegaría sobre las 18:10 si no sufría ningún retraso. Llegue con bastante antelación para darte un pequeña sorpresa que imagine iba a ser de tu agrado. Me dispuse a alquilar tu coche preferido, aquel con el que soñabas tener algún día, un BMW X6. Una vez que lo saque de la casa de alquiler me dispuse a aparcarlo en el parking exterior al que te llevaría al recogerte, diciéndote simplemente que íbamos a coger mi coche para ir hacia el hotel.

Acto seguido me dirigí a la zona de llegadas, eran las 17:50. Tan solo quedaban 20 minutos para tu llegada pero mi ansiedad por verte me hizo percibir que aquellos minutos eran horas.

Por fin llego la hora, tu vuelo llego puntual y tras esperar unos minutos más se abrieron las puertas y comenzó a salir los pasajeros, entre ellos deslumbre a una mujer preciosa, vestida muy elegantemente con una chaqueta, blusa, falda muy ajustado con una raja al lado, medias y con unos tacones de vértigo. Sin ninguna duda, esa mujer eras tu. Mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte y con un gesto discreto y tímido levante la mano en símbolo de saludo y te sonreí. Tu te percataste y me devolviste la sonrisa y seguiste caminando hacia mí, acelerando un poco el paso pero sin perder tu estilo y clase al caminar.

Ya estabas frente a mi, yo te salude con un “Hola Maria” y acerque mis labios a los tuyos, solo fue un pequeño pico acompañado de un abrazo y un “te quiero”. En ese momento te separaste de mi, me agarraste suavemente la cabeza y me besaste apasionadamente, aquello altero más si cabe mi pobre corazón y mis partes más nobles despertaron de golpe. Al finalizar nuestro encuentro pasional me comentaste que tenias muchas ganas de verme y que por fin habíamos cumplido nuestro sueño de conocernos.

Te propuse tomar un café y me indicaste que mejor lo tomáramos al llegar a la cafetería del hotel, por ello, continuamos andando hacia el parking donde yo tenía la sorpresa que tu no esperabas. Tu sabias el coche que yo tenía, dado que te lo había enseñado en fotos, al llegar al parking yo me hice un poco el tonto buscándolo y diciéndote, “soy de lo peor, no se donde lo he aparcado jiji”. Finalmente te lleve sobre la zona donde estaba aparcado el coche de alquiler y tu coche preferido, te percataste de ello y me dijiste, “yo te dije que este coche me encanta, verdad?” Te contesté, “si lo recuerdo, es un BMW X6… Si quieres mete tu mano en mi bolsillo y saca la llave de mi coche”. Te reíste de manera muy picara y con una gran sonrisa me decías “no lo habrás hecho, verdad?” Efectivamente yo lo había hecho y al sacar tu mano de mi bolsillo viste que la llave pertenecía aquel precioso coche. Volviste a reir, subiste un poco tu falda y saltaste sobre mi agarrándote de mi cuello y volviéndome a besar frenéticamente.

En aquel momento, yo ya estaba más que alterado y mi miembro viril creció a tal extremo que no se podía disimular en el pantalón, tu lo notaste y me dijiste “ya nos podemos ir, mi amor”. Me dirigí hacia la puerta del copiloto y la abrí para darte acceso al coche como todo un caballero, una vez acomodada en tu asiento me dirigí al del conductor, arranque el coche y puse rumbo al hotel. Tras salir del parking tu me dijiste sonriendo, “sabes cielo, me he dado cuenta que tu polla se ha puesto muy dura cuando te he morreado”. Yo me puse rojo y me sentí un poco avergonzado por la situación, me disculpe diciéndote, “es que me gustas mucho Maria, perdoname!”. Me comentaste que no había nada que perdonar, que aquella situación y la sorpresa del coche te había excitado y que tu también estabas húmeda. Yo te mire y sonreí, me devolviste la sonrisa y acercaste tu mano peligrosamente hacia mi pierna, suavemente y sin decir ni una sola palabra fuiste acariciando mi miembro hasta ponerlo duro como un bloque de hormigón, con una mirada de complicidad me dijiste tendré que sacarlo de ahí porque te va a estallar el pantalón. Yo comencé a sudar y me deje hacer, con bastante maestría desabrochaste los botones de mi pantalón vaquero… situaste tu mano bajo mi bóxer y agarraste fuertemente mi polla tirando de ella hasta conseguir liberarla. La habías visto en numerosas ocasiones, en fotos y video pero al sacarla y verla en directo exclamaste con una rotunda sinceridad “madre mía”.

Yo seguía conduciendo y pensando pero que va a hacer esta mujer, dios mio… Y yo aquí conduciendo un coche que no es mio jijiji Mientras yo seguía pensando todo esto, vi por el rabillo del ojo que poco a poco tu cabeza se iba acercando más y más sobre mi. Era definitivo, te disponías a comerme la polla 😉 Al llegar a ella, la acariciaste varias veces con tu mano y le diste un besito muy tierno en la punta, seguido de unos suaves lenguetazos que iban rodeando todo mi prepucio y haciéndome sentir un placer muy intenso. No se en que momento fue por el gran placer que me estabas proporcionando pero cuando mire hacia abajo un momento, mi polla había desaparecido completamente en tu boca propinándome unas buenas mamadas desde arriba hasta abajo y viceversa.

Antes de llegar a destino te propuse parar en el parking de un centro comercial que estaba de paso porque aquella situación se podía convertir en muy peligrosa para la conducción. Tu aceptaste y me pediste que buscara una zona tranquila donde no hubiera muchos coches ni gente pasando. Por aquel momento yo ya estaba sudando de la excitación… Llegamos al parking y aparque en una zona lejana donde tan apenas había coches aparcados. En ese momento te propuse terminar eso que habías empezado en la parte trasera del coche y así fue. Salimos del vehículo y volvimos a entrar, en esta ocasión en los asientos traseros.

Me indicaste que me bajara el pantalón y me pusiera cómodo, tu te despojaste de tu falda y de tu fino tanga y te dispusiste a montarte sobre mí. Tu sexo estaba muy húmedo y caliente, fue una maravillosa sensación placentera la que me provocaste mientras me cabalgabas una y otra vez, cada vez más fuerte y con mayor ritmo. Pasaron pocos minutos y yo no sabía como decirte que estaba a puntito de explotar, con tan solo decirte un “Maria…” me interrumpiste poniéndome un dedo en mi boca y te acercaste a mi odio susurrándome “llena de leche mi coño porque tu y ella me pertenecéis”. Aquel susurro me calentó de sobre manera y tras unos segundo no pude evitar correrme brutalmente tal y como tu me habías pedido. Acabamos fundidos con un morreo interminable.

Continuara…

Bir yanıt yazın

E-posta adresiniz yayınlanmayacak. Gerekli alanlar * ile işaretlenmişlerdir