Mi esposa en el sex-shop

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Mi esposa en el sex-shop
Después de 10 años de casados la monotonía en nuestras relaciones sexuales hizo que probásemos algo nuevo. Algo diferente a lo que estábamos acostumbrados y que cambiaría nuestras vidas para siempre.

Mi nombre es Mario tengo 30 años y estoy casado con mi mujer desde hace 10. Ella se llama Eli y tiene un año menos que yo. Nos casamos muy jóvenes y ninguno de los dos habíamos tenido relaciones con nadie antes de conocernos. En lo que al sexo se refiere somos los dos muy activos y disfrutamos cada día como si fuese el primero. Pero la monotonía hizo que un día pasara algo que ni se nos había pasado nunca por la cabeza. Os cuento lo que pasó.

Corría una mañana de Septiembre en la que ninguno de los dos trabajábamos ese día, así que nos quedamos un rato más en la cama y al despertarnos hicimos el amor. Fué fantástico pero a los dos nos pasó lo mismo. Nos faltaba algo, alguna novedad, tal vez necesitábamos introducir algo en nuestras relaciones sexuales. Los dos lo hablamos y Eli me comentó que quizás la solución nos la darían en un sex-shop. Nunca habíamos estado en ninguno, pero la idea me pareció fantástica así que después de una necesaria ducha nos dirigimos al sex-shop del barrio.

Al entrar al local Eli me susurró que la daba mucho corte, rápidamente el dueño se dirigió a nosotros y nos dijo que si necesitábamos ayuda se lo comentásemos. Yo le dije que gracias pero que de momento sólo íbamos a echar un vistazo. Estuvimos unos 15 minutos viendo consoladores, lubricantes y demás juguetes eróticos. Yo estaba empalmado solo de imaginarme que se podía hacer con tanto material. Eli por el contrario estaba más pendiente de lo que ocurría en el local, de quién entraba y salía, del dueño y sobre todo de una puerta roja que había al fondo del sex-shop en la que se leía un cartel que ponía ”GLORY HOLE” . Con las mismas, al rato decidimos marcharnos.

Ya de camino a casa Eli me preguntó:

-Oye Mario, ¿Te has fijado en la puerta roja?

-Si claro

-¿Y te has fijado lo que ponía ?

-Si cariño, ponía Glory Hole.

-¿Y eso que es?

Por lo que yo había visto en Internet alguna vez en alguna web porno sí que sabía lo que era

-Eso es una habitación con agujeros en el que aparecen las pollas de gente a la que tú no conoces

-¡¡¿¿Quéeee???!!!

-Si mi amor. Consiste en hacer mamadas a gente que ni te ve a tí, ni tú les ves a ellos.

La cara que se le quedó a mi mujer fué para enmarcarla. Mezcla de sorpresa, asombro y picardía.

-¿Y qué tipo de mujeres se prestan a eso?

-Mujeres que necesitan experiencias nuevas, por ejemplo.

-¡Como yo!

Ese ¡Como yo! me dejó asombrado y desconcertado. Me estaba diciendo a la cara que quería mamársela a un montón de hombres en el Glory Hole. Me quedé cortado sin nada que decir, ya que la sola idea de pensarlo me enfurecía. Tras ver mi reacción ella me dijo:

-Que no tonto ¡¡que te lo decía de broma!!

-Si claro, seguro que sí. (pensé yo irónicamente)

El día pasó sin volver a hablar del tema y al acostarnos por la noche tuvimos una sesión de sexo increible. Mientras estábamos follando me imaginé a Eli chupando pollas de otros hombres y eso me puso más cachondo que nunca. Fué maravilloso.

A la mañana siguiente hablamos de lo fantástico que fue el sexo que tuvimos por la noche y le confesé que la había imaginado en el Glory Hole y que eso me había puesto muy cachondo. Ella se rió y me dijo:

-Ves. Es algo diferente y nos gustaría a los dos.

-Yo creo que te gustaría más a tí.

-No lo sabremos si no lo comprobamos.

LLegamos al acuerdo de probarlo una sola vez y no volver a repetirlo sin el consentimiento mío, si no me gustaba. Esa misma tarde acudiríamos al sex-shop a nuestra primera vez en el Glory Hole.

Eran las 7 de la tarde cuando llegamos al local. Nos recibió el dueño y nos explicó el funcionamiento de la cabina. Tenía una televisión encendida con 4 canales de películas porno y un sólo agujero en la pared. Yo en Internet había visto habitaciones con más agujeros para más pollas, pero es lo que había.

En la cabina cabíamos los dos perfectamente y estaba muy limpia. Parecía nueva y olía a limpio, un punto a su favor. Yo le dije a mi mujer que se desnudara para darle un punto más caliente a la situación, y ella lo hizo sin rechistar. Eli es una mujer ni muy delgada, ni muy gorda. Tiene el cabello muy largo y moreno, la tez clarita, no es una chica especialmente guapa pero tampoco es un esperpento. Tiene un trasero digno de mencionar y un par de pechos que se te quita el aliento cuando los ves.

Estábamos nerviosos y expectantes ante esa nueva situación en nuestra vida.

No pasaron ni 5 minutos cuando se oyó ruido de una puerta al otro lado de la pared. Una sombra se veía a través del agujero y de repente ¡Tachán! Apareció una polla pequeña y regordeta, con algo de pelo en la base y un par de huevos peludos y grandes.

-¿Pero esto que es? -susurró ella

Yo no podía contener la risa al ver lo que había aparecido delante de nuestros ojos.

-Venga cariño, seguro que crece un poco cuando lo empieces a mamar.

-Allá voy.

Eli se arrodilló y empezó a chuparle el capullo suavemente. La polla se puso muy gorda, aunque no crecía a lo largo. Se oían gemidos al otro lado, así que ese hombre debía de estar pasandolo bien.

-¡Qué pene más gordo! -dijo Eli

La verdad es que era muy grueso.

-¿Te pone cachonda mi amor?

-Pues un poco sí, la verdad.

A mi no me daba nada de morbo la situación pero tenía que aguantar el mal trago.

A penas un par de sacudidas después y sin aviso, empezó a manar semen sobre la cara de mi mujer. Una corrida muy abundante que la sorprendió de lleno. Los dos nos hechamos a reír. La verdad es que ver como se corrían en la cara de mi esposa me puso cachondo.

Rápidamente desapareció el pene del agujero y estuvimos comentando qué nos había parecido aquello. Yo le dije que me había excitado mucho al ver como le llenaban la carita de leche y ella me respondió con una sonrisa.

Como no aparecía ninguna polla empecé a comerle la boca a Eli, empecé a tocarle el coño que, por cierto, ya tenía bastante húmedo. Esta vez fui yo el que se arrodilló para practicarle una comidita como dios manda. Estábamos en el lío cuando volvimos a escuchar la puerta en la sala contigua. Otra persona dispuesta a recibir una buena mamada de mi mujer.

-Hola, buenas tardes. – se escuchó al otro lado de la pared en un tono cubano.

Nos quedamos sorprendidos al escuchar el acento del hombre.

-Hola, ¿estás preparado? -le respondió ella.

No hubo respuesta y directamente apareció un expléndido rabo negro enorme y flácido. Nos quedamos flipados con el aparato de ese tío. Era gigante y estaba sin empalmar.

-¡Madre mía! -fueron las palabras que salieron de mi boca.

Eli se arrodilló y empezó a chupar esa polla. No tardaría en crecer y crecer. Yo estaba viendo a mi mujer comiéndose ese rabo negro con un vicio digno de ver y me estaba excitando por momentos. Empecé a masturbarme con esa bella estampa.

-Menuda polla tiene este chico Mario. Es más del doble que la tuya.

-Ya lo veo ya. ¿te está gustando eh zorra?

-Mucho. Está deliciosa. ¿Quieres tocarla? – me dijo.

-Nunca he tocado el pene a otro hombre.

– Pero este es diferente. ¡Anda tócaselo!

No sé que se pasó por mi cabeza pero estaba completamente excitado y lo hice. Agarré esa pedazo de verga dura y noté las venas gordas latiendo en la palma de mi mano. Era una sensación nueva para mí. No soy gay, ni me gustan los hombres, pero sentir ese trozo de carne en la mano me ponía a mil. Incluso se la meneé un poco al colega.

-Pon tu polla al lado de la suya para comparar.

-Uf que chasco

No sé porque pero lo hice. Junté nuestros rabos y la imagen me volvía aún más loco. Mis 17 centímetros se quedaban en nada al lado de ese mástil. Eli empezó a chupárnosla a los dos. Primero uno y luego otro. Lo estábamos gozando los tres.

-¿No te gustaría sentir a ese chico dentro de tí? -le dije a Eli

-Lo estaba imaginando y la verdad es que sí. -respondió

-Pues fóllatelo delante mío.

Eli se dio la vuelta y sujetándose en mí, puso su culo pegando al agujero. Con la mano se ayudó para guiar la polla en su coño, bien lubricado a estas alturas. Parecía que le costaba entrar pero el moreno dio un apretón y para dentro. A Eli parecía que se le salían los ojos de las órbitas. Gozaba con cada envestida. Yo me saqué la polla y se la metí en la boca a mi mujer sin vacilar. Ella no rechistó y empezó a succionar cómo solo ella sabe. Se estaban follando a mi mujer delante mío y yo disfrutaba de lo lindo. Veía como se movía su cuerpo sin parar de jadear, las tetas iban de arriba a abajo como dos balones. Mi mujer estaba disfrutando como una perra.

-¡Niña! me voy a correr ya – dijo el semental al otro lado de la pared.

-Espera quiero que te corras en mi cara -respondió ella

Rápido se desengancharon y dirigió su boca al agujero. Yo aproveché para metérsela por el culo a mi mujer, ya que el coño estaba demasiado dilatado para mí. Ella le pajeó con fuerza con las dos manos mientras yo empujaba excitadísimo el culo de mi mujer. En apenas un minuto, empezó a brotar un chorro de leche en la boca de Eli que parecía no tener fin. Yo al verlo comencé a correrme dentro de Eli. El semen le salía por el ojete en cada sacudida mía. Mi mujer no dejo derramar ni una gota de leche del cubano. Se lo tragó todo, incluso con la lengua recogió la última gota que le quedaba en el capullo.

El chico se despidió amablemente.

-Adiós amigos. Espero coincidir otro día con vosotros.

-Adiós chico. Le respondimos al unísono.

Nos quedamos sin fuerzas los dos en la cabina cuando mi mujer se acercó y me comió la boca. Aún tenía restos de semen en la boca, pero he de decir que no me disgustó el sabor que desprendía.

Con las mismas, nos vestimos y nos fuimos a casa. Al llegar echamos un polvo memorable recordando lo que habíamos vivido ese día. Los dos acordamos que seguiríamos innovando en nuestras relaciones sexuales, y ella me dijo que para la próxima me recompensaría y que había pensado en una amiga suya que está soltera y que es muy viciosa.

Pero eso ya os lo cuento otro día…….. fuente el marquez

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