Follada entre sueños

Creampie

Follada entre sueños
Estaba dormida, sabia que estaba dormida, pero sintió claramente como la acariciaban. Primero en los pechos, luego de forma más atrevida entre las piernas.
Salió de su sueño y se paró a pensar. Allí no había nadie. Estaba en su habitación metida en su cama, y estaba sola. Aunque sentia claramente como si la hubieran acariciado.
Coincidía que aquel día, su padre había invitado a un amigo a dormir. Un hombre casi de la edad de su padre, pero que estaba increíblemente bueno. Desde el primer momento se había sentido atraída, y la atracción paso a deseo. Ahora metida en su cama, sabiendo que estaba en la habitación contigua, lo que sentía era un morbo increíble. Le apetencia follárselo, o dejarse hacer lo que el quisiera.

Estaba completamente mojada, y era muy posible que se lo hubiera imaginado todo, pero no podía quitarse de la cabeza la fantasía de que pudiera entrar a escondidas y meterle mano. No dejaba de ser un hombre, y ella aunque muy joven, sabia que estaba buena. Lo había pillado en varias ocasiones mirándole el culo y las tetas.
Entrar de una habitación a otra era muy fácil y nadie se enteraría. Sus padres dormían en el otro extremo de la casa. Incluso estaba pensando en ir ella y meterse en su cama.

Pero no lo hizo y al final se volvió a quedar dormida. Y al despertar fue consciente claramente de que un dedo jugaba dentro de su coño.

Esta vez no se lo había imaginado. Notaba la sensación en su interior. Y tanto sus blancas bragitas como su pijama de conejitos, estaban mojados de su excitación. Incluso le pareció sentir la puerta.

Se levanto de un salto y encendido la luz. No había nadie, pero la puerta que separaba ambas habitaciones era fácilmente accesible.

No se lo pensó dos veces, apago la luz, y entró en la habitación del invitado. Estaba deseando poder tocar aquel paquete enorme que marcaba. Pensó que seria una bonita venganza entrar y comerle la polla. No lo había hecho nunca, pero sabia que si quería volverlo loco, era como tenia que empezar.
Se arrodillo al lado de la cama, y metió la mano bajo la manta. Estaba solo en boxers, y rápidamente noto una enorme polla en la mano. Una polla carnosa, que prometía darle muchas alegrías. No sintió que se moviese, aunque por la respiración sabia que no estaba dormido, así que le estaba permitiendo hacer.

Entro la cabeza bajo la manta y se metió la polla en la boca que creció al instante.

– Que haces?

– Comértela, ¿es que no te gusta?

No la soltó, pero se la sacó para poder hablarle. Hubiera dado lo que fuese por ver su cara.

– Tus padres… – no era capaz de hablar, su polla hablaba por el- Eres una niña, podrías ser mi hija.

– Soy una niña por que soy virgen, pero ya soy mayor de edad y quiero que me folles. Me has puesto cachondisima.

Continuo comiéndosela. No quería que se echase atrás.

– Vas a conseguir que me corra.

– Eso quiero.

– Pero….

No pudo continuar, la chica no sabia comerla, pero lo hacia con ansia y con autenticas ganas de buscar su semen.

– Me corro, me corro.

Ella se aparto sorprendida. Pero aquella enorme la había puesto perdida. Tan excitada estaba que no le importo que le salpicara un poco, o llenase sus manos. No le dio ningún asco, al contrario aun estaba más excitaba por ser tan fácil que aquel hombre maduro que le ponía tan cachonda, se hubiera corrido de aquella manera siendo su primera vez que la comía.

– Hay que limpiar un poco esto.- Le dijo y se quito la parte superior del pijama para usarlo como trapo para limpiarse las manos y limpiarle la polla.

Se quito luego también el pantalón y se abrazo a el restregándole el cuerpo casi desnudo.

– Quiero que me lo hagas todo.- Le susurro al oído mientras le mordía la oreja.

– Esto no está bien. No es que no me atraigas, estas increíble, pero tu padre es uno de mis mejores amigos.

– Que mejor motivo que ese. Quiero perder mi virginidad contigo.

Ella restregaba su entre pierna contra el, buscando su polla. Pero esta no volvía a ponerse dura. El le acariciaba el coño y luego le metía el dedo.

– Quiero que se te ponga dura como antes. Follame!- suplicaba ella.
– Hoy no va a ser posible. Estoy muy cansado y ya me he corrido.

Ella se conformó, lo tenia en su poder y le estaba haciendo en el coño un trabajo increible.

Reprimió su orgasmo mordiéndole el cuello. Y en cuanto se le paso la excitación salio de la habitación algo avergonzada.

– Mañana ven a mi habitación si te apetece. Puedes entrar sin miedo.- le dijo antes de salir.-

No pudo dormir el resto de la noche pensando en aquella polla y soñando en como deberia ser sentirla dentro.

El día siguiente fue un día extraño donde se evitaban y miraban con deseo. Ella notó que a el se le ponía dura cuando se le acercaba demasiado. O movía su culo cerca de él. Le ponía cachonda saber que a el se le ponía dura solo con verla. No podía esperar a la noche.

Llego la noche y espero y espero a que él entrara. Al final se durmió esperándolo. Pero estaba preparada y esa noche solo dormía con un camisón y unas bragitas que le venían un poco grandes y por tanto eran muy fáciles de quitar.

En mitad de la noche sintió de nuevo como le metan mano. Unos dedos jugaban dentro de su coño. Se dejo hacer y abrió más las piernas ara dejar paso a cualquier cosa que quisiera entrar en su anterior.

Lo que sintió fue algo caliente y húmedo, que le hizo estremecerse y correrse al instante. Tan pronto como se corrió, el hombre desaprecio.
¿que haba sido eso? ¿la lengua? Eso era lo que debía sentirse cuando te lo comían, pensó. Cuando recuperó el aire que le había quitado el fuerte orgasmo, se levantó, se quito las empapadas bragitas y el camisón. Entro completamente desnuda en la habitación del hombre.

Solo pensaba en una cosa, en que se lo volviera a comer. Quería que se lo comiera y no le importaba que el se corriera dentro de su boca y no le follara.

Se subió sobre el y planto su coño sobre su cara. Sabia que aquello era un 69, no era tonta, lo había visto en alguna película, y le habían hablado muy bien de aquello.

Tomo la polla entre sus manos, y a un carnosa se la metió en la boca. El tardo un rato, no supo decir cuanto, pero en un momento que tomo aire y se saco la polla de la boca aún algo blanda, él introduzco su lengua directamente hasta el fondo de su coño. Luego comenzó a comerle el clítoris de una manera increíble. Era aún más increíble que lo de antes. Era infinitamente mejor. Metió la polla en la boca para poder ahogar sus gritos.

Pudo volver a dedicarse a comerla cuando se acabó el orgasmo, pero rápidamente comenzó a llegar otro y no pudo continuar.
En el siguiente se esforzó en comerla y finalmente sintió como se inundaba su boca de aquel liquido caliente. Con la excitación del orgasmo y sus propias ansias, no soltó la polla, no quería que se llenara todo de semen, así que trago. No era algo tan malo como le habían contado. Al contrario, había sido algo increíble.

– Necesito que me folles. Quiero sentir esa polla dentro de mí.
– Eso va a ser imposible. Ya ves que no consigo controlar mi orgasmo. No puedes arriesgarte a que corra dentro.

Ella pensó en eso. Pero tenia una idea.

– Ven mañana a mi habitación.

El siguiente fue otro día duro. No podía esperar más.

Pero por suerte, la noche llego rápido. Aquel iba a ser el día que perdería la virginidad.

Esperó en su cama completamente desnuda, y boca a bajo. Quería ofrecer una entrada directa a esa parte de su cuerpo que tanto miraba. Si lo quería, su culo era de él.

No tardo en sentir las caricias de aquella mano experta. Le manoseaba el trasero e intentaba entrar en su coño.

– Follame, rápido. No aguanto más.

Sintió como se subía encima pero no sentía entrar nada.

– Metémela en el coño, si no puedes controlarte, petame el culo. Estoy deseando que te corras dentro.

Sintió como algo tierno y gordo jugaba en la entrada de su coño. No entraba, y sentía un ligero dolor.

Al momento algo gordo comenzó a entrar por su culo. No le había follado el coño, pero le daba igual. Ya habría tiempo de usar condones. Ahora quería sentir el semen dentro.

La folló salvajemente por el trasero. Ella mordía la almohada mientras ahogaba gritos orgasmo tras orgasmo.
Como de costumbre no duro mucho, pero sintió como su propia excitación y el semen mojaban sus piernas y la cama.

Cuando se recuperó, se levanto para limpiarse. La cama estaba empapada de líquidos y sudor. Solo echaba de menos poder oler el semen de su hombre. Tampoco poda verlo ni sentirlo. Era el precio por dejar que se corriera en su culo.

Encendió la luz y no le sorprendió ver que su hombre no estaba.

Limpio como pudo aquello, y entro en la habitación contigua para darle las gracias.

Entonces lo vio todo con claridad. Allí no había nadie. Sus padres estaban de fin de semana.

Y aquel hombre que la ponía tan cachonda hacia más de un mes que había dormido en casa.

Todo ese fin de semana había estado sola en aquella casa.

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